jueves, 13 de agosto de 2009

HOMENAJE A LA DIGNIDAD

Homenaje a la dignidad




Tal como estaba previsto, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica Política y Social de Chiclana homenajeó a los fusilados y represaliados por el fascismo. En esta ocasión y como novedad, se dispusieron para el conocimiento de los asistentes, las fotografías de los asesinados al pie de la pequeña placa existente, con los nombres de los mismos, en la fosa común del cementerio de S. Juan Bautista de Chiclana, respaldados por las banderas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT-AIT), la tricolor de la República y de la Unión General de Trabajadores (UGT).

Ante una notoria presencia de público, alrededor de unas 250 personas y pese al fuerte calor reinante, comenzó el acto con unas palabras, por parte de miembros de la Asociación en recuerdo a los homenajeados, resaltando el mensaje de que a pesar de que las últimas personas vivas por ley de vida van yéndose, mantienen la esperanza de que las generaciones actuales y venideras continúen con la labor de las Asociaciones repartidas por todo el estado español, que no caiga de nuevo en el olvido aquellos que dieron su vida por sus ideas y por la Libertad. Se hizo también un breve recorrido histórico a través de la lectura de un manifiesto haciendo mención de la idea calculada y premeditada de los verdugos facciosos, a levantarse en armas contra todo un pueblo y sus planes de represión y de exterminio de toda oposición a su nuevo orden.

Intervinieron posteriormente varios familiares, que leyeron poemas compuestos por ellos mismos y se dió lectura de los nombres de los represaliados, que a día de hoy suman la cantidad de 87 personas y de los fusilados que se acerca a la veintena.

A continuación, y espontáneamente, se hizo mención a las madres, compañeras, esposas, hermanas, novias e hijas de los homenajeados, ya que añadido al dolor y sufrimiento por la ejecución o represión hacia sus compañeros, tuvieron que soportar los primeros interrogatorios y torturas, tanto por parte de la soldadesca franquista al entrar en la ciudad como por los falangistas locales, para a través de estos métodos poder localizar a los huidos. Soportaron purgas de aceite de ricino, fueron humilladas y exhibidas ante la plaza de abastos y un público aterrado con cortes de cabellos al cero, obligadas a trabajar trabajar como sirvientas en las casas de los vencedores por miseras monedas o a cambio de tristes mendrugos de pan y sobras de los asesinos, algunas tuvieron que atender a sus compañeros presos y no pocas los perdieron ante el pelotón de ejecución para siempre, sin dejar siquiera una triste tumba donde dejar caer sus lágrimas. Estigmatizadas por todos, aún mantuvieron el heróico esfuerzo de llevar para delante a sus hijos, e incluso de aquellos pequeños que tuvieron el infortunio de perder a madre y padre.

Finalizó el acto con la audición en silencio del poema "Desaparecidos" de Mario Benedetti, y ofrenda floral por parte de todos los asistentes al pie de las fotografías y de la placa.




Asociación por la Recuperación de la M. Histórica Política y Social de Chiclana ( Cádiz )






En el homenaje que realizamos el 20 de julio del año pasado nos comprometimos a repetirlo todos los años y en cumplimiento con dicho compromiso aquí estamos nuevamente, porque todos los actos que hagamos serán pocos para recuperar la memoria de aquellos que lo perdieron todo y fueron olvidados durante décadas, y aún hoy no conocemos con certeza su paradero.
Fueron muchos los que fueron sacados de sus casas o de donde estuviesen escondidos, separados de sus familias, de sus amigos, unos fueron llevados al cementerio y otros a algún lugar oculto, donde fueron ejecutados sin juicio y sin contemplaciones de ninguna clase, sin el más mínimo respeto a vida ni a los derechos más elementales del ser humano, otros fueron encarcelados, torturados y despojados de sus derechos y de sus bienes.
Como todos sabemos, en Chiclana las tropas franquistas llegaron el día 20 de julio de 1936, aquí no hubo resistencia armada, aquí nadie murió en un campo de batalla, aquí no hubo dos bandos enfrentados, aquí no fue necesario pegar un solo tiro para someter a la población bajo la dominación fascista, aquí solo hubo perseguidos y perseguidores, asesinos y asesinados. Cuando llegaron los fascistas comenzó la caza del hombre por el hombre, la sangre salpicó las paredes de los cementerios y de los muros de fusilamientos; la sangre de hombres y mujeres inocentes que no habían hecho daño, ni suponía un peligro para nadie, el único delito que algunos se les podía imputar era: ser de ideas progresistas y soñar con un mundo sin explotación y sin miserias o pertenecer a algún partido de izquierdas o sindicato o simplemente simpatizar con ellos.
Los sublevados llegan a Chiclana, que es considerada por estos como territorio enemigo, y de inmediato comienza una cruel represión con la complicidad y colaboración de sus partidarios de la localidad, terratenientes y falangistas, la violencia que se ejerce, no era necesaria, pues no hubo resistencia ni capacidad para defenderse ante las tropas nacionalistas, lo que se pretendía era instaurar un clima de terror, con la eliminación física del adversario. Poco podían hacer los trabajadores y las autoridades republicanas ante la fuerza destructora y criminal de los fascistas, por lo que la mayoría optó por esconderse. Durante dos semanas la ciudad quedó incomunicada, patrullas militares vigilaban las salidas, pronto comenzó los registros y las detenciones y cuando no localizaban a alguien en su domicilio, detenían a sus mujeres o a sus hijos. En la memoria de algunos chiclaneros quedaron grabados para siempre como algo siniestro algunos nombres de lugares donde se fusilaron a muchos chiclaneros como: El Pino Gordo, El Polvero, El Arroyo del Toro, La Alcantarilla del Águila o este mismo lugar donde estamos ahora, el cementerio de San Juan Bautista donde fueron ejecutados y enterrados muchos chiclaneros y otros detenidos de pueblos cercanos.
Los fascistas en su afán de sembrar el terror actuaron como bestias sanguinarias, pero no vayamos a creer que aquello fue consecuencia de un estado de desorden o descontrol, no, aquello fue la realización de un plan brutal, bien estudiado y llevado a cabo sin ningún tipo de escrúpulos, si no, como podemos describir las declaraciones del general Emilio Mola al comienzo de la sublevación:

“Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo aquel que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado”.

O las declaraciones del general Yagüe a un corresponsal estadounidense tras la matanza de la plaza de toros de Badajoz:

“Naturalmente que los hemos fusilados ¿Pensaban que me llevaría conmigo a 4.000 rojos mientras mi columna avanza luchando contra reloj? ¿Debía dejarlos en libertad a mis espaldas permitiéndoles que hicieran nuevamente de Badajoz una ciudad roja?”

O las terribles palabras del capitán franquista Gonzalo Aguilera en una entrevista concedida al periodista John Whitaker:

“Tenemos que matar; matar y matar. Son como animales (…) Al fin y al cabo, ratas y piojos son: los portadores de la peste. Nuestro programa para regenerar España consiste en eliminar a un tercio de la población masculina. Con eso se limpiará el país y nos desharíamos del proletariado.
A demás también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a ver desempleo en España.

O las declaraciones de Franco quien fuera caudillo de España durante más de 40 años por la fuerza de las armas y de la traición, al corresponsal Jay Allen:
Estoy dispuesto a exterminar, si fuera necesario, a toda esa media España que no está conmigo.

Estas declaraciones ponen de manifiesto sus criminales intenciones que posteriormente quedarían confirmadas por los hechos.
Es necesario que llamemos a las cosas por su nombre y que todos los españoles sepamos la verdad de lo sucedido, sobre todo los más jóvenes, que se sepan quienes fueron las víctimas y quienes fueron sus verdugos, quienes defendieron las libertades y quienes se levantaron contra ellas y contra la legalidad vigente.
La historia y la sociedad española tienen una deuda pendiente con aquellos hombres y mujeres que tanto padecieron. Cuando se instauró nuevamente la democracia en España y podía haberse rescatado su memoria, resulta que primó la necesidad de tener una transición pacífica y una de las condiciones impuesta fue olvidar el pasado y estos hombres y mujeres volvieron a ser víctimas de una nueva injusticia, que fue volver a dejarlos en el olvido, hasta a la actualidad en la que se ha retomado nuevamente este tema y las asociaciones de la memoria histórica se han puesto al frente de esta vieja reivindicación, para acabar de una vez con esta tremenda injusticia, porque el olvido puede llegar ser tan cruel como la propia muerte, porque una sociedad no puede considerarse totalmente democrática si se basa en el silencio y el olvido de su historia, porque la paz no se puede sustentar en el olvido, ni la justicia en la revancha.

Podemos y debemos condenar a los asesinos por sus crímenes, por las atrocidades cometidas, podemos criticar a los gobernantes por no hacer todo lo posible, pero es responsabilidad de todos nosotros luchar por recatar a las víctimas del olvido, por que se haga justicia y esto no significa buscar a los culpables para juzgarlos, que por otra parte la mayoría ya han fallecido, sino de lo que se trata es de rescatar a las víctimas del olvido, que todo el mundo sepamos sus nombres, sus ideas, en una palabra, dignificarlos. Que los familiares tengan derecho a saber donde están sus restos y darles digna sepultura y en los casos que esto no sea posible, al menos que sus nombres consten en algún sitio, en algún monolito o monumento donde se les pueda homenajear y depositar unas flores en su recuerdo.
A algunos esto les puede parecer revanchismo o querer remover el pasado, nada más lejos de la realidad, ellos si que tuvieron cuarenta años de revanchismo, ensalzando a los suyos, a los verdugos, a los héroes de la Cruzada Nacional; pusieron sus nombres y sus signos en las calles, en los edificios, en todas partes, para recordarnos constantemente a todos los españoles que habían vencido, algunos incluso fueron canonizados, elevados a los altares. A los niños en las escuelas se les inculcaban la moral fascista y se les obligaba a cantar sus himnos, y se les sometía constantemente a todo tipo de castigos físicos y sicológicos, a muchas mujeres de los rojos como ellos las llamaban, se les cortaba el pelo, se les daba aceite de ricino y se las exhibía en público para que se mofaran de ellas, aquí en Chiclana se las llevaban a la puerta de la plaza, eso sí que era revanchismo.
La verdad es que el franquismo por mucho que los fascistas lo ensalcen y se vanaglorien de ello, quedará para siempre como la página más amarga y más negra en la historia de España.

La política del miedo fue la estrategia del franquismo para consolidar su poder, un miedo que perdurara más allá de los tiempos, para que la verdad de las atrocidades cometidas nunca se diera a conocer, para borrar de la memoria colectiva cualquier rastro de su existencia, e impedir cualquier oposición a aquel régimen de pánico, que duró más de cuatro décadas, en las que vivimos bajo el temor y la amenaza constante, cuarenta años de ausencia de libertades, de sumisión cruel por el terror.

Ninguna herida puede curar si lo hace en falso, la única forma de cicatrizar las heridas de aquella tragedia es
Que se sepa toda la verdad, y que se le haga justicia a las víctimas, para ello es necesario recuperar su memoria y rendirles el homenaje que se merecen.





Por el clamor de los ausentes, por las lágrimas derramadas, por las esperanzas perdidas, por los sueños rotos, por las familias desgarradas, por las viudas que quedaron desamparadas y fueron cruelmente humilladas, por los hijos que no pudieron volver a ver a sus padres, por las madres que no pudieron volver a abrazar a sus hijos, por las humillaciones recibidas, por el miedo, por ese miedo que calaba hasta los huesos, para quede desterrado para siempre, por las libertades secuestradas, por la dignidad, por todo, no podemos olvidar ni debemos callar.
Hay que recordar, se lo debemos, por ellos, por nosotros mismos, por nuestros hijos, porque ellos heredaran el mundo que nosotros les dejemos, para que ese mundo sea libre y todos podamos expresarnos sin que nadie se tenga que callar por miedo a las represalias, porque un pueblo sin memoria es un pueblo perdido, sin rumbo, sin identidad y sin futuro.
Debemos recordar para que no se repitan los mismos errores, para construir un mundo mejor, basado en la libertad y en respeto mutuo, para el bien, para la justicia, para mantener viva la esperanza y para que no se apague nunca la llama de los sueños.

Chiclana a 26 de julio de 2009



ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA POLÍTICA Y SOCIAL DE CHICLANA

lunes, 4 de mayo de 2009


RECONSTRUCCIÓN DE LA HUIDA A TÁNGER DE DIEZ DE CHICLANA, EN UNA BARCA,
EL 3 DE AGOSTO DE 1937

(A partir del sumario del Consejo de Guerra Sumarísimo 6225 celebrado en Chiclana el 10 de agosto de 1939)

En la mente de muchos chiclaneros ha permanecido como una leyenda la huida en barca de unos chiclaneros que se marcharon un día para escapar de la represión y de la muerte, pues sabían el destino de otros compañeros suyos que ya habían sido fusilados por los falangistas y las fuerzas franquistas, compañeros que en algún que otro momento posteriores al 20 de julio del 36 habían estado ocultos con ellos y que tuvieron peor fortuna, al ser capturados y de estos muchos fueron fusilados casi de inmediato, Este grupo de hombres que habían permanecido ocultos desde el principio estaban siendo acosados permanentemente por las nuevas autoridades fascistas y por los falangistas, la situación era para ellos cada vez más insostenible, con el temor, la amenaza constante a ser apresados y a sus lógicas consecuencias pesaba sobre ellos.
La noche del 3 de agosto de 1937 una barca salió silenciosamente en el lugar conocido como pozo de San Rafael, en la playa de la Barrosa. La tripulaban diez hombres, conocidos militantes republicanos, socialistas y de la CNT de Chiclana, que habían decidido huir ante las noticias de los asesinatos y encarcelamientos que se producían en la zona.

Los fugitivos eran Nicolás Ballesteros Aragón, “EI Mónico”, militante de Izquierda Republicana y concejal del ayuntamiento de Chiclana desde febrero de 1936; Carmelo Ramos Periñán, (El Hinojero) hijo de José Ramos (El Granuja); concejal de Izquierda Republicana, Diego García García; también concejal de IR, Juan Morales Barea, “EI Negro” albañil de la CNT; era uno de los más jóvenes, Rafael Herrera Montiel, “EI Respetao”; Manuel Ruiz Ariza, “Pinito", tesorero de la sección del sindicato de viticultores de la CNT; Sebastián Pareja Sánchez, (El Cantero de la Banda) también de la CNT y cuñado de Diego Rodríguez Barbosa, que había sido detenido un año antes junto con Manuel Estrada Alba ( El regaera ), el 28 de agosto de 1936, en el arroyo del Sotillo, donde ambos permanecían ocultos en unos cañaverales, y después de ser insultados y torturados durante el camino hacia Chiclana el grupo de falangistas que los detuvo hicieron una parada en una zona conocida como la Alcantarilla del Águila donde finalmente los fusilaron, ambos eran de la CNT; Francisco Mota Aragón, secretario de la Agrupación Socialista del PSOE de Chiclana y los hermanos Cristóbal y José Serrano Molina, propietarios de la barca, A los Hermanos Serrano eran naturales de Conil y se dedicaban a la pesca, actividad que realizaban en la Barrosa, no se les conocían militancia política alguna, se barajó como una de la causas posibles para su huida el que uno de ellos por su edad tendría que incorporase a filas en breve lo que suponía inevitablemente que tendría ir al frente. La mayoría de ellos llevaban un año fugitivo por los campos o escondidos en ranchos, pagos y casas de familiares.
Nicolás Ballesteros, carnicero en el mercado, antes de pertenecer a la gestora municipal nombrada tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, huyó en cuanto tuvo noticias de que estaban siendo detenidos los concejales. Primero se escondió en Conil donde, en agosto, fue detenido. Puesto en libertad se ocultó en la choza de Nicolás Marín Ramírez, “Rey”. Finalmente, en octubre de 1936, se refugió en el rancho que Manuel Sánchez Ramírez, tenía en la Cañada de Cádiz. Allí también se habían ocultado su cuñado, Diego García García, (El Costero) y Carmelo Ramos.

En la viña que Sebastián Pareja tenía en el cercano Pago del Sotillo se escondieron el mismo, y su compañero de filas Manuel Ruiz, en julio de 1936. Este último, había sido detenido, a los pocos días de la sublevación, acusado de formar parte de los grupos armados que recorrieron las calles, y registraron las casas de los más significados derechistas de Chiclana, la noche del 18 de julio en busca de armas.

“En la caída de la tarde del día 18 de julio de 1936 el Ayuntamiento se convirtió en el centro de la resistencia. En las dependencias municipales se dieron cita las autoridades locales y numerosas personas, entre ellas los militantes más destacados de los sindicatos obreros.
El doctor Javier de la Cruz Cortijo, alcalde de Chiclana perteneciente a Izquierda Republicana se reunió con los concejales que habían acudido a las dependencias municipales y los militantes obreros; entre ellos Barbosa, Antonio Piñero Cebada (Jurita), Manuel Ruiz Ariza (Pinito), tesorero de la sociedad de viticultores de la CNT y los concejales Antonio García de los Reyes de (IR) y Manuel González Velasco (PSOE). Se decidió proveerse de armas y detener a los más conocidos derechistas de la ciudad, así se formaron grupos que durante la noche, registraron domicilios en la Plaza Castelar, calle Mendizábal y otros puntos de la localidad. Se incautaron algunas armas y fueron detenidos y trasladados a la cárcel municipal, Antonio Sánchez Morales, el ex - alcalde Sebastián Martínez de Pinillos y otra dos personas más. A las pocas horas de su detención todos fueron puestos en libertad sin sufrir daño alguno y las armas incautadas se guardaron provisionalmente en los lavabos.
Los miembros de los grupos de defensa de la república y de la legalidad vigente, llevaban un aval o credencial que los autorizaba, con la firma del alcalde y el sello del Ayuntamiento”

Manuel Ruiz Ariza permaneció encarcelado hasta el día 8 de septiembre. Fue de nuevo detenido en octubre en el transcurso de las investigaciones para averiguar los autores de una pintada aparecida en la fachada de una panadería. Nuevamente puesto en libertad a fines de diciembre, en enero de 1937, temiendo ser detenido otra vez y aterrorizado por las escenas que había vivido en el depósito carcelario chiclanero, decidió huir. Primero al monte y después junto a Pareja. Ambos hicieron un angosto túnel subterráneo donde permanecían escondidos la mayor parte del tiempo.

Juan EI Negro" y Francisco Mota tras estar escondidos durante tres meses por los Llanos de Sotillo encontraron refugio, desde febrero de 1937, en la choza de Rafael Herrera en la Cañada de Cádiz. Mota era funcionario del ayuntamiento y oficinista en la bodega Arbolí y había sido uno de los primeros, sino el primero, en casarse por lo civil en Chiclana. El 22 de julio se lanzó al campo, refugiándose en casa de EI Respetao", que era familiar suyo, hasta su fuga en la barca.
A principios de agosto todo estaba preparado. Mota y Serrano habían preparado la huida. Saldrían hacia las costas africanas en la barca, llamada el Joven Juan", con la que la familia Serrano se dedicaba a la pesca. El día dos, un hijo de Manuel Sánchez, Francisco, avisó a Sebastián Pareja, Juan El Negro, Ballesteros, García y Carmelo Ramos que saldrían la noche siguiente.

La travesía era una operación muy arriesgada. (La barca Joven Juan), folio 460 3ª lista de Barbate, carecía de mínimas condiciones para afrontar una travesía de esas características: carecía cuarteles y un par de hombres tenía que ir achicando agua.

Todos los fugados tenía importantes razones para huir por su conocida militancia, o por sus ideas izquierdistas, todos salvo los hermanos Serrano, propietarios de la barca, naturales de Conil, que vivían en la Barrosa con su madre viuda y natural de Vejer, dedicados a la pesca que alternaban con trabajos eventuales en el campo. El teniente de carabineros tenía buena opinión de su conducta y afirmó que nunca había oído decir que tuvieran ideas extremistas. Pertenecía a la CNT pero solo como afiliados, como tantos cientos de obreros de la ciudad. Su única referencia desfavorable era para el hermano que no había huido Joaquín, aunque tampoco había pertenecido a partidos de izquierdas, ocultó la presencia de cinco de los huidos reclamados por la comandancia y conoció sus planes de fuga.
A las diez de la noche del 3 de agosto la barca se hizo a la mar. Al poco de partir la barca comenzó a hacer agua, tuvieron que turnarse para achicar, padeciendo un grave riesgo de naufragio, pronto quedó a la deriva frente al cabo Espartero. Mal lo habrían pasado los fugitivos si no hubiera pasado el mercante (El Examiner) de bandera norteamericana, que los recogió y llevó hasta Tánger. La noticia corrió pronto por los agitados mentideros de la comunidad internacional. Una delegación del gobierno republicano, formada por el cónsul Manuel Pitatua y el diputado Serra Quesada, gestionó de las autoridades tangerinas su liberación. Además, la oficina franquista informó a las autoridades de su llegada. Inmediatamente la guardia civil de Chiclana comenzó una intensa búsqueda para aclarar lo ocurrido. Fruto de sus investigaciones, y duros interrogatorios, se abrió un sumario en el que quedaron incursos los diez fugados más los habitantes de los terrenos y pagos en los que habían pernoctado.
La desaparición de la barca y de dos de sus propietarios, los hermanos José y Cristóbal Serrano Molina, no había pasado desapercibida para la sección de carabineros que tenía encomendada la vigilancia de la costa.
La tarde del día cinco, el teniente de carabineros de la Barrosa, Francisco Palma Pulido, mandó a un sargento para que preguntara a la madre, Candelaria Muñoz Molina, y a otro de los hermanos, el paradero de los desaparecidos. Estos le contestaron que no sabían donde estaban, pero que pensaban que podían haber ido a Barbate o Algeciras a comprar un nuevo arte de pesca.
Al caer la noche y no tener noticia ni de la barca ni de sus tripulantes, dio parte a la Ayudantía de Marina, quien a su vez lo notificó a la Comandancia de Marina de la provincia.
Tras permanecer hasta fines de agosto en Tánger, a principios de septiembre los diez fugados fueron expulsados hacia Francia. A Marsella llegaron pasaportados para las autoridades republicanas españolas quienes, inmediatamente, los trasladaron a Barcelona. Tras pasar por centros de clasificación fueron enviados a distintos lugares. Francisco Mota se instaló en Cartagena, en cuyo arsenal trabajó como escribiente. Nicolás Ballesteros, tras un breve paso por Castellón y Valencia, terminó instalándose en la localidad levantina de Villa Marchante como carnicero. Manuel Ruiz Ariza, tras pasar también por Valencia, se instaló en la localidad jienense de Fuerte del Rey.
Carmelo Ramos tras varias peripecias consiguió exiliarse en Argentina y no volvió nunca más a Chiclana.
Terminada la guerra algunos de ellos regresaron a Chiclana. Mota procedente de Salobreña, desde donde tras calibrar la situación, por medio de cartas y conversaciones de su esposa, regresó a Chiclana. Se presentó en la comandancia militar el 19 de mayo siendo encarcelado y abierto sumaria que desembocó en su procesamiento. Ballesteros, fue detenido en la población valenciana y enviado al campo de concentración Coto La Trasatlántica" abierto en Puerto Real, tras permanecer en él diez días, el 27 de abril fue puesto en libertad. Regresó a Chiclana y el 8 de mayo se presentó en la Comandancia militar. También fue encarcelado y procesado. Como Ariza, que se presentó en Chiclana el 21 de abril.
En Chiclana, dependiente del Consejo de Guerra Permanente de Algeciras, funcionaban dos juzgados militares. Sus titulares, Eladio Pérez Búa y el alférez honorario Manuel Vélez García, instruyeron los sumarios de los tres fugitivos que habían regresado y los acumularon en un único consejo de guerra celebrado el día 10 de agosto de 1939. Junto a Ballesteros, Mota Aragón, y Ruiz Ariza también se sentaron en el banquillo los cenetistas de Chiclana Antonio Piñero Cebada “Jurita”, Rafael Aragón Muñoz “Jaramago” y Sebastián Rodríguez García “Porrín” y otros 'dos de Barbate, el marinero Manuel Mateo Fernández y el albañil Diego Martín García. Junto a ellos estuvieron también los miembros de Izquierda Republicana Rafael González Pujales, comerciante y tesorero de la agrupación local, y el campesino Antonio Cabeza de Vaca Sánchez (Tijéa).
Todos ellos fueron acusados de "auxilio a la rebelión" y excitación a la rebelión". Salvo los dos barbateños, los demás fueron condenados a penas entre 6 y 20 años de cárcel. Ratificadas las condenas a finales de septiembre, en enero de 1940 fueron trasladados a la cárcel de Jerez. Allí permanecieron hasta finales de 1941 en que fueron puestos en libertad al aplicárseles reducciones de condenas por diversos indultos.
La huida en la barca solo es un capítulo más de una terrible pesadilla que comenzó el 18 de julio del 36 que trajo la represión y la muerte a más de un millón de personas y sumergió a la mayoría de los españoles en un pozo de sufrimientos y desesperación. En Chiclana fueron muchos los que sufrieron largos años de cárcel y otros fueron asesinados sin compasión, pero a ninguno de ellos se les pudo demostrar nunca ningún delito, todos ellos eran conocidos como trabajadores honestos y de conducta intachable y si fueron encarcelados y asesinados fue solo por sus ideas políticas y sociales, por soñar con un mundo basado en justicia, en la libertad y la fraternidad entre los hombres, una justicia y una fraternidad que ellos no pudieron alcanzar.
La historia de la barca Joven Juan y de aquellos hombres que un día decidieron marcharse para salvar la vida, permanecerá siempre en la mente y en el corazón de muchos chiclaneros como un signo de esperanza y de lucha por la libertad y la supervivencia.